domingo, 13 de enero de 2013

Marina Arzola , poeta puertorriqueña perteneciente al grupo Guajana

Marina Arzola una de las poetas de Guajana. Marina Angélica Arzola nació en Guayanilla el 12 de julio de 1939, hija de Federico Arzola Emmanuel y Carmen Porcell. Ingresó a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, en la cual obtuvo un bachillerato en Artes en el 1961. Marina Arzola es una reconocida poeta puertorriqueña asociada a los poetas de Guajana, grupo literario que cobró fuerza en la década del sesenta y que se conocía mayormente por cultivar una lírica revolucionaria y de compromiso social. 
 Formó parte del Grupo Guajana, movimiento de poetas jóvenes puertorriqueños que para la década del 60 se interesaron y produjeron una lírica comprometida con las realidades políticas y sociales de Puerto Rico y el mundo. Fundaron en 1962 la revista Guajana mediante la cual proponían una poesía revolucionaria, de crítica política y social. No les interesaba la poesía “pura” dedicada a la estética, ni el poeta solitario que logra separarse de las dificultades cotidianas para producir líricas de ensueño y tranquilidad. En su lugar, buscaban una poesía activa, humana y útil, más accesible y al servicio del pueblo. 

El lenguaje de la poesía guajanista se inclina hacia el uso de formas claras, directas y sencillas, de las expresiones populares y de vocablos de herencia africana e indígena. Los temas guajanistas reflejan las preocupaciones e intereses de la mente revolucionaria de esa década: la lucha anticolonial, la lucha de clases, el capitalismo, el comunismo, la guerra de Vietnam, la crítica a la sociedad burguesa, la condición de los afro descendientes y de las mujeres, el amor y lo erótico y el universalismo, entre otros. 

Según algunos críticos, la relación de Marina Arzola con Guajana responde más bien, a sus inquietudes formales de vanguardia que a sus inclinaciones ideológicas, aunque sí compartía el sentimiento revolucionario de la revista. Alzola publicó su primer cuaderno El niño de cristal y Los olvidados en 1966. Su segundo libro impreso, Palabras Vivas (1968), revela cómo la poeta, vivía el idioma: como una herramienta o instrumento cuyos usos y sonidos se encuentran en constante y posible reinvención. 

Cuatro temas resaltan en su obra: Dios, la patria, el amor y el cuerpo. Algunos críticos describen la poesía de Arzola como extraña y la lectura de su trabajo como una experiencia placentera, incluso cuando puede resultar difícil de comprender Muestra una preferencia por los juegos lingüísticos. Sus poemas hacen el uso continuo de la musicalidad (las aliteraciones, las paranomasias, las ecolalias). También, están llenos de neologismos (palabras nuevas) que produce por derivación, por composición (juntando dos palabras con significados definidos) y por parasíntesis (palabras que incluyen tanto derivación como composición. La poeta utiliza las palabras como arma para abrir paso a significados insospechados, adentrándose en terrenos psicológicos, de ensueño, fantasía y angustia religiosa.

Las técnicas de Arzola derivan, entre otros, de las vanguardias hispanoamericanas de principios del siglo XX, es decir, el neorromanticismo (con Pablo Neruda y César Vallejo de modelos), el creacionismo (Vicente Huidobro), el surrealismo y el existencialismo religioso (Blas de Otero). 
 Se entiende que lamentablemente una parte de la obra de Arzola se ha perdido y que otra parte continua inédita. Entre los libros de poemas inéditos y de cuya existencia sabemos porque ella misma aludió a ellos, se encuentran: Tierra del eterno sueño, Plano altivo, Los almiares del tiempo, El padre de los cargos, Monólogo del sur al amado, Poemas de las circunstancias, Los niños y las abluciones, La sangre primitiva, Hablando en castellano, y Terriblemente ángel.

Además de su participación en la revista Guajana, colaboró con regularidad en varias revistas literarias tales como: Alma Latina, Prometeo, Bayoán, Surcos y Versiones, llegando a fungir como subdirectora de esta última.

 Arzola recibió varios premios y honores. En 1957, obtuvo su primer reconocimiento con el premio principal del certamen de poesía organizado por la Universidad de Puerto Rico por el poema “Santa Teresa de Jesús”. En 1966, ganó el Certamen de Navidad que organiza el Ateneo Puertorriqueño por el poemario El niño de cristal y Los olvidados, publicado en 1977. El Club Cívico de Damas de San Juan la reconoció con el Segundo Premio de su concurso en el 1968 por Palabras vivas. 
Arzola 
falleció el 4 de diciembre de 1976, a los 37 años, debido a complicaciones de asma. El Grupo Guajana, en el número dedicado póstumamente a su compañera, edición de noviembre de 1978, afirma que “los poemas de Marina no se ‘entienden’, se perciben. Su obra: Arzola le dedicó su poemario El niño de cristal y Los olvidos a su hermano Roberto, que también padeció esquizofrenia. El poemario es de corte doloroso y el viaje de la palabra discurre entre la impotencia y el vacío, sin perder en momento alguno su corte sutil. Sería apropiado establecer los parámetros que utilizaremos para adentrarnos en el universo poético de Arzola (sin perder de perspectiva que nuestros comentarios nacen de la mirada personal de un amante de la poesía). Soy terriblemente dependiente de cuarzo de tu carne. estoy terriblemente descendiente de ti en ti. De tu carne dormida. Detenida. ¡Cómo recuerdo aquel niño de ojos grandes y roncos como cuevas mirando los tranvías de telarañas mustias!... Las luces rojas, formes, sacudiendo con su brazo espantado las aceras de chozas y escupiéndote las manos de arañas y cabezas afluidas sin saber cómo, de dónde ni cómo han venido... Cómo iba tragándose las caracolas, los caminos, mares de espacio y de infinito andante sin pisada huella... Su cenizo... Aquel pobre dolor de aterrado gastado a niquelasos entre perros muertos, gris... extático disuelta por frenéticas de niño angustia. Y él está ahora dormido en las viejas paredes de eslabones durados, largos, largos, viejos, feos, entre aceros de cuarzo derramado del mismo casi yo como yo de tu carne vacía. Disuelto y encubierto en bronces y quebradas caladas de arzones y sillas monteras en casidas. Por sillas de montar desparramándose ingles y axilas llenas de pus blanca e ignota! ¡Ganso gris desplumado e ignorado de entrecortado aliento por afanes de infinito, abriéndose las venas! ¡Ganglio! Ganso de pus vacía y hueca! Por casetas bongós; tambores. Dominado en el cuarto de 4 omoplatos. Abriéndose cuadros y objetos tuberculosos en las uñas. Comiéndose los dedos de tragos secos, inyectando vacunas. ¡Oh! Ese mirándose objetos inteligibles ahora fuera de sí... fuera del mundo informe de su inteligencia... ya más cosas! Calcinado de cales de habitaciones tétricas... Los motivos sin forma por lobregueces, explícitos como su figura doblada de figurín implícitos como su mismo estar. De la certeza tuya, aconcavada de lápices y crayones deformes y espantosos. Nos referiremos a Umberto Eco «Every kind of literature has a narrative structure, even a poem.» 13, para establecer que al igual que todo poema tiene su estructura también se desarrolla en un lugar que bien puede ser físico o imaginario y este, en particular, discurre entre el recuerdo de la poeta y la realidad abrumadora que suele acompañar a las malas noticias. Esta secuencia de versos es una buena muestra de eso que he elegido describir como expresionismo-lírico, porque el caos con que nos hemos topado lo antecede un orden que fue trabajado y calibrado coherentemente. desde el primer verso, la poeta, estableció el aire del poema. Luego movió la carga emotiva al recuerdo y, después, enlazó el producto de estos dos elementos con el estado de salud de El niño de cristal y consecuentemente inserta el resultado del ejercicio en un lugar –claroscuro– dentro del espacio-tiempo. Y lo que nos resulta estremecedor es que mientras todo eso sucede también establece la tensión y el tempo del poema. Cuando miramos con detenimiento los versos, en cuestión, nos percatamos de que, a veces, el expresionismo-lírico también puede ser lúdico, ya que dentro de la imagen subyace un juego de palabras que nos presenta la influencia de grandes poetas como; Blas de Otero y César Vallejo que están inmersos en la poesía de Arzola (La influencia de estos dos poetas en la poesía de Arzola la trabajó Luis Hernández Aquino en la revista Guajana que se le dedicó póstumamente a la poeta: Guajana noviembre 1978, Quinta época De ninguna manera se puede negar que el caos y lo absurdo son elementos que discurren en la poética de Arzola, lo que queremos establecer es que dentro del caos y lo absurdo hay un orden y que aunque, a veces, no sea posible analizar la poesía de Arzola sí podremos identificar unas señales que la poeta intercala a propósito y que también en su poesía hay un método y una técnica que, aunque en ocasiones cueste entenderla , se puede identificar y que su poesía está influenciada por un caudal amplio de lecturas.

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