domingo, 13 de enero de 2013

Marina Arzola , poeta puertorriqueña perteneciente al grupo Guajana

Marina Arzola una de las poetas de Guajana. Marina Angélica Arzola nació en Guayanilla el 12 de julio de 1939, hija de Federico Arzola Emmanuel y Carmen Porcell. Ingresó a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, en la cual obtuvo un bachillerato en Artes en el 1961. Marina Arzola es una reconocida poeta puertorriqueña asociada a los poetas de Guajana, grupo literario que cobró fuerza en la década del sesenta y que se conocía mayormente por cultivar una lírica revolucionaria y de compromiso social. 
 Formó parte del Grupo Guajana, movimiento de poetas jóvenes puertorriqueños que para la década del 60 se interesaron y produjeron una lírica comprometida con las realidades políticas y sociales de Puerto Rico y el mundo. Fundaron en 1962 la revista Guajana mediante la cual proponían una poesía revolucionaria, de crítica política y social. No les interesaba la poesía “pura” dedicada a la estética, ni el poeta solitario que logra separarse de las dificultades cotidianas para producir líricas de ensueño y tranquilidad. En su lugar, buscaban una poesía activa, humana y útil, más accesible y al servicio del pueblo. 

El lenguaje de la poesía guajanista se inclina hacia el uso de formas claras, directas y sencillas, de las expresiones populares y de vocablos de herencia africana e indígena. Los temas guajanistas reflejan las preocupaciones e intereses de la mente revolucionaria de esa década: la lucha anticolonial, la lucha de clases, el capitalismo, el comunismo, la guerra de Vietnam, la crítica a la sociedad burguesa, la condición de los afro descendientes y de las mujeres, el amor y lo erótico y el universalismo, entre otros. 

Según algunos críticos, la relación de Marina Arzola con Guajana responde más bien, a sus inquietudes formales de vanguardia que a sus inclinaciones ideológicas, aunque sí compartía el sentimiento revolucionario de la revista. Alzola publicó su primer cuaderno El niño de cristal y Los olvidados en 1966. Su segundo libro impreso, Palabras Vivas (1968), revela cómo la poeta, vivía el idioma: como una herramienta o instrumento cuyos usos y sonidos se encuentran en constante y posible reinvención. 

Cuatro temas resaltan en su obra: Dios, la patria, el amor y el cuerpo. Algunos críticos describen la poesía de Arzola como extraña y la lectura de su trabajo como una experiencia placentera, incluso cuando puede resultar difícil de comprender Muestra una preferencia por los juegos lingüísticos. Sus poemas hacen el uso continuo de la musicalidad (las aliteraciones, las paranomasias, las ecolalias). También, están llenos de neologismos (palabras nuevas) que produce por derivación, por composición (juntando dos palabras con significados definidos) y por parasíntesis (palabras que incluyen tanto derivación como composición. La poeta utiliza las palabras como arma para abrir paso a significados insospechados, adentrándose en terrenos psicológicos, de ensueño, fantasía y angustia religiosa.

Las técnicas de Arzola derivan, entre otros, de las vanguardias hispanoamericanas de principios del siglo XX, es decir, el neorromanticismo (con Pablo Neruda y César Vallejo de modelos), el creacionismo (Vicente Huidobro), el surrealismo y el existencialismo religioso (Blas de Otero). 
 Se entiende que lamentablemente una parte de la obra de Arzola se ha perdido y que otra parte continua inédita. Entre los libros de poemas inéditos y de cuya existencia sabemos porque ella misma aludió a ellos, se encuentran: Tierra del eterno sueño, Plano altivo, Los almiares del tiempo, El padre de los cargos, Monólogo del sur al amado, Poemas de las circunstancias, Los niños y las abluciones, La sangre primitiva, Hablando en castellano, y Terriblemente ángel.

Además de su participación en la revista Guajana, colaboró con regularidad en varias revistas literarias tales como: Alma Latina, Prometeo, Bayoán, Surcos y Versiones, llegando a fungir como subdirectora de esta última.

 Arzola recibió varios premios y honores. En 1957, obtuvo su primer reconocimiento con el premio principal del certamen de poesía organizado por la Universidad de Puerto Rico por el poema “Santa Teresa de Jesús”. En 1966, ganó el Certamen de Navidad que organiza el Ateneo Puertorriqueño por el poemario El niño de cristal y Los olvidados, publicado en 1977. El Club Cívico de Damas de San Juan la reconoció con el Segundo Premio de su concurso en el 1968 por Palabras vivas. 
Arzola 
falleció el 4 de diciembre de 1976, a los 37 años, debido a complicaciones de asma. El Grupo Guajana, en el número dedicado póstumamente a su compañera, edición de noviembre de 1978, afirma que “los poemas de Marina no se ‘entienden’, se perciben. Su obra: Arzola le dedicó su poemario El niño de cristal y Los olvidos a su hermano Roberto, que también padeció esquizofrenia. El poemario es de corte doloroso y el viaje de la palabra discurre entre la impotencia y el vacío, sin perder en momento alguno su corte sutil. Sería apropiado establecer los parámetros que utilizaremos para adentrarnos en el universo poético de Arzola (sin perder de perspectiva que nuestros comentarios nacen de la mirada personal de un amante de la poesía). Soy terriblemente dependiente de cuarzo de tu carne. estoy terriblemente descendiente de ti en ti. De tu carne dormida. Detenida. ¡Cómo recuerdo aquel niño de ojos grandes y roncos como cuevas mirando los tranvías de telarañas mustias!... Las luces rojas, formes, sacudiendo con su brazo espantado las aceras de chozas y escupiéndote las manos de arañas y cabezas afluidas sin saber cómo, de dónde ni cómo han venido... Cómo iba tragándose las caracolas, los caminos, mares de espacio y de infinito andante sin pisada huella... Su cenizo... Aquel pobre dolor de aterrado gastado a niquelasos entre perros muertos, gris... extático disuelta por frenéticas de niño angustia. Y él está ahora dormido en las viejas paredes de eslabones durados, largos, largos, viejos, feos, entre aceros de cuarzo derramado del mismo casi yo como yo de tu carne vacía. Disuelto y encubierto en bronces y quebradas caladas de arzones y sillas monteras en casidas. Por sillas de montar desparramándose ingles y axilas llenas de pus blanca e ignota! ¡Ganso gris desplumado e ignorado de entrecortado aliento por afanes de infinito, abriéndose las venas! ¡Ganglio! Ganso de pus vacía y hueca! Por casetas bongós; tambores. Dominado en el cuarto de 4 omoplatos. Abriéndose cuadros y objetos tuberculosos en las uñas. Comiéndose los dedos de tragos secos, inyectando vacunas. ¡Oh! Ese mirándose objetos inteligibles ahora fuera de sí... fuera del mundo informe de su inteligencia... ya más cosas! Calcinado de cales de habitaciones tétricas... Los motivos sin forma por lobregueces, explícitos como su figura doblada de figurín implícitos como su mismo estar. De la certeza tuya, aconcavada de lápices y crayones deformes y espantosos. Nos referiremos a Umberto Eco «Every kind of literature has a narrative structure, even a poem.» 13, para establecer que al igual que todo poema tiene su estructura también se desarrolla en un lugar que bien puede ser físico o imaginario y este, en particular, discurre entre el recuerdo de la poeta y la realidad abrumadora que suele acompañar a las malas noticias. Esta secuencia de versos es una buena muestra de eso que he elegido describir como expresionismo-lírico, porque el caos con que nos hemos topado lo antecede un orden que fue trabajado y calibrado coherentemente. desde el primer verso, la poeta, estableció el aire del poema. Luego movió la carga emotiva al recuerdo y, después, enlazó el producto de estos dos elementos con el estado de salud de El niño de cristal y consecuentemente inserta el resultado del ejercicio en un lugar –claroscuro– dentro del espacio-tiempo. Y lo que nos resulta estremecedor es que mientras todo eso sucede también establece la tensión y el tempo del poema. Cuando miramos con detenimiento los versos, en cuestión, nos percatamos de que, a veces, el expresionismo-lírico también puede ser lúdico, ya que dentro de la imagen subyace un juego de palabras que nos presenta la influencia de grandes poetas como; Blas de Otero y César Vallejo que están inmersos en la poesía de Arzola (La influencia de estos dos poetas en la poesía de Arzola la trabajó Luis Hernández Aquino en la revista Guajana que se le dedicó póstumamente a la poeta: Guajana noviembre 1978, Quinta época De ninguna manera se puede negar que el caos y lo absurdo son elementos que discurren en la poética de Arzola, lo que queremos establecer es que dentro del caos y lo absurdo hay un orden y que aunque, a veces, no sea posible analizar la poesía de Arzola sí podremos identificar unas señales que la poeta intercala a propósito y que también en su poesía hay un método y una técnica que, aunque en ocasiones cueste entenderla , se puede identificar y que su poesía está influenciada por un caudal amplio de lecturas.

Ensayo sobre el amor y el erotismo ." La llama doble " de Octavio Paz



Como agua para chocolate de la escritora Laura Esquivel: El realismo mágico y la sinestesia como elementos importantes en su poética.

Laura Esquivel nació en México un 30 de septiembre de 1950, escritora y cultivadora del género narrativo. En 1989 publicó su primera novela Como agua para chocolate, obteniendo con ella gran aceptación por el public en general. Éxito que le permitió ser traducida posteriormente a más de 30 idiomas y aún continua en las listas de los best sellers del New York Times, durante mucho tiempo. Laura Esquivel ha seguido publicando distintas obras después de su primera novela: La ley del amor (1996), Íntimas suculencias (1998), Estrellita marinera (1999), El libro de las emociones (2000), Tan veloz como el deseo (2001) y Malinche (2006). Algunos críticos hablan del “realismo mágico” al aludir a esa concordancia hiperbólica entre lo sobrenatural y lo mundane, existente en la obra de Esquivel. Para otros, hay ya una superación de esa tendencia, que se encamina, hacia la “magia directa” o “literatura mágica”. La autora reivindica el concepto de “literatura femenina” no vinculado al sexo sino, al rescate de un mundo íntimo, radicado en la vida, en la sangre y en la perspectiva introspectiva y sentimental; espacio, que considera, ha sido devaluado de forma catastrófica y relegado en este siglo por la importancia concedida a todo lo relacionado con el mundo masculino. En 1989 publica su “opera prima”, Como agua para chocolate donde se narra la historia de un amor imposible , en una atmósfera incredible, llena de un realismo mágico, que impregna todos los elementos conectados a través del sentido del gusto, que se convierte en medidor y catalizador de las emociones. La cocina adquiere el rango del espacio físico y simbólico más importante de la casa; laboratorio alquímico dotado de poder regenerador y vía de conexión con el universo, con el origen del ser humano y la fuente de conocimiento por excelencia. Los protagonistas de la historia de amor son Tita y Pedro, encadenados por un sentimiento sin fisuras, atemporal, pero obligados a permanecer equidistantes, debido a la fuerza de una tradición familiar absurda y castrante, impuesta por Elena (madre de la protagonista y antagonista clara del relato), consistente en que la hija menor, en este caso, Tita, debía renunciar a su vida privada para cuidar de su madre en exclusividad hasta el día de su muerte. Tita hará lo indecible por liberarse de este yugo y el universo entero se confabulará con ella, en esa lucha de confrontaciónl interna, intentando restituir el equilibrio natural de los elementos, a través de la manifestación de sus sentimientos, proyectados a modo de espejo, sobre los alimentos elaborados por ella misma. En un concierto simbiótico donde la sinestesia juega un papel crucial como mecanismo catártico y nivelador. Tras la muerte de la madre Elena y su hermana Rosaura (casada con Pedro), Tita y Pedro pueden por fin vivir su amor de efímera duración en la tierra, pues en un arranque de pasión, mueren como si con ello, en un acto sublime de consagración mutua en que “eros” y “tánatos” resultaran equiparados, en una dimensión infinita del sentimiento. Como nos dirá la autora, Tita presenta el perfil de un personaje auténticamente revolucionario. En ella se opera una trasformación profunda, un cambio desde dentro, al eliminar una tradición egoísta y cercenante, que le hará ser poseedora de nuevo de la construcción de su destino y consciente de sus decisions. Un cambio permanente, que hará posible una nueva generación de mujeres que aúne al mismo tiempo la cultura intellectual con el “amor a los fogones” y la cocina. El deseo y la reivindicación de libertad definen fuertemente la idiosincrasia de Tita como paradigma que contracta, con los otros dos planteamientos vitales que representan sus dos hermanas: Rosaura, la mayor, que no quiere ningún cambio y Gertrudis, símbolo del movimiento feminista, que aboga por una liberación sexual desligada del hogar. La historia se inserta en el marco de la Revolución Mexicana, que aunque se aborda superficialmente, tiene sin embargo un poder amplificador e ilustrativo en la percepción del cambio individual de la protagonist, como elemento dinámico dentro del proceso de transformación social. La sinestesia, es una palabra que alude de a los sentidos; el olor, el tacto, el orfato, el gusto. En la novella titulada Como agua para chocolate ,se observa el fenomeno de la sinestesia como otro personaje en la trama de la novella, que contribuirá a enloquecer de gozo a los personajes que transitan en ella. La sinestesia es tan marcada, puesto que cada sensación, tiene algún efecto significativo en la novela. El degustar alimentos, aspirar sus aromas y admirar sus colores, afecta todo lo que sucede a los personajes inmersos en la historia de este texto. No obstante podemos observer. que la novela de Esquivel, también toca el tema de “lo real y maravilloso”, es decir, el realismo mágico. Debido a que suceden situaciones insólitas provocadas por los elementos sinestésicos, disuertos en la trama. Es por tanto nuestro propósito, demostrar que en la novela Como agua para chocolate, de Laura Esquivel se inserta en el realismo mágico. Esquivel se vale de elementos sensoriales., que inserta la obra en lo sinestésico por un lado y por otro en la misma, existen elementos del realismo mágico, lo cual permitirá de manera apreciar los hechos que de forma insólita . Situaciones increibles que aparecen en el relato durante el desarrollo de la trama. La sinestesia es tan marcada en Como agua para chocolate, pues ella se refleja con notable intensidad en el texto, puesto que cada sensación tiene algún efecto significativo en los personajes . Degustar alimentos, aspirar aromas y admirar colores, afecta significiativamente todo lo que repercute en la conducta experimentada por los personajes. El realismo mágico. Es un género artístico, metalinguistico literario de la literatura latinoamericana de mediados del siglo XX, que funde la realidad narrativa con elementos fantasticos, mostrando lo común y cotidiano como algo real o exrtraño. La noción de la realidad tal y como la apreciamos cotidianamente se aprecia de manera quebrada y puesta en duda, por elementos fantásticos que se mezclan en las situaciones aceptadas como reales. En otras palabras, cuando una obra literaria se inserta en el género fantastico o realism mágico, la trama esta impregnada de sucesos fantásticos, plasmados de tal manera que los hechos parecen ser los más naturales del mundo. En la novela de Allende existen diferentes temas que bien podrían ser tratados separadamente. No obstante debemos sobresaltar en ella la presencia del realismo mágico y el fenómeno de la sinestesia. Ambos elementos constituyen gran parte de la trama en el texto antes mencionado. <

jueves, 31 de julio de 2008

Angeles Mastretta. Escritora mexicana contemporánea


Angeles Mastretta nació en la ciudad de Puebla el 9 de octubre de 1949.EStudió periodismo en la facultad de Ciencias Politicas y sociales de la UNAM.

Ángeles Mastretta recibió el Premio Mazatlán 1985 por su primera novela Arráncame la vida y, como se destaca en la contraportada de las últimas ediciones, ha sido publicada por dos casas editoras españolas y traducida al italiano, al inglés, al alemán, al francés y al holandés. En 1997 Mastretta recibió el premio Rómulo Gallegos por Mal de amores (1996), su segunda novela y cuarto libro. Esta es la primera vez, en la historia del premio, que ha sido otorgado a una mujer. Anteriormente lo habían obtenido escritores como Fernando del Paso, Javier Marías, Carlos Fuentes y Mario Vargas LLosa, entre otros.

La obra literaria de Ángeles Mastretta destaca primordialmente, una sucesiva contextualización del pensamiento feminista mexicano de los años setenta y ochenta. Mastretta formó parte integral de la generación de estos años, cuando el movimiento feminista en México mantenía una actividad de lucha febril, y se vio rodeada de gente que con sus trabajos de investigación y ensayos, problematizando la opresión de la mujer, brindaba ideas y temas que más tarde ella misma asumiría. Mastretta, por medio de una actitud de compromiso social ante los problemas que enfrenta la mujer mexicana, los presenta y contextualiza, a través de la experiencia auténtica y tangible, en su obra narrativa._

La primera novela que escribe la autora es Arrancame la vida y el segundo libro , Mujeres de ojos grandes (1990), está compuesto de treinta y siete viñetas y cada una muestra la vida de mujeres que, como en Arráncame la vida, están fuera del tiempo presente, están ubicadas en la historia y al mismo tiempo son mujeres que rompen con los cánones que la sociedad les ha impuesto. La misma Mastretta aseguraba en una entrevista con Mauricio Carrera, del periódico La Jornada, el 20 de julio de 1997, que sus mujeres personajes, "que aparentemente eran muy extraños en su época, y no nada más en Arráncame la vida y Mal de amores sino en Mujeres de ojos grandes, son en realidad mujeres pioneras, como las que con toda seguridad existieron pero sobre las que nadie escribió y a las que nadie hizo caso".

Cada una de las mujeres en el libro reacciona de una manera diferente a su circunstancia y las hay quienes son agresivas, otras son pasivas, algunas son religiosas y otras ateas, algunas hablan con un lenguaje popular grosero, supuestamente el lenguaje exclusivo de los hombres. Las personajes de Mujeres de ojos grandes son mujeres que de alguna forma han tenido una vida singular sin que jamás hubieran sido objeto de la atención que se merecían. Dianna Niebylski apoya esta idea al señalar que, efectivamente, "el hecho de situar a las tías tres generaciones anteriores, del público lector, tiene el efecto de subrayar su comportamiento atrevido y muy poco ortodoxo" (30).(2)
Mastretta, a través de las tías de la novela, subvierte el trato que se da a los valores tradicionales como la sexualidad femenina: La mujer o es virgen o es monógama. El derecho a darle vida a las fantasías sexuales con libertad y a tener una actividad sexual libre y sin restricciones está permitida sólo a los hombres. Las tías, entonces, subvierten esta noción al tener amantes y más de un compañero sexual en repetidas ocasiones.
Las tías de Mujeres de ojos grandes rompen con lo establecido buscando su propia felicidad. Sin necesidad de una lucha consciente o totalmente abierta, en contra del poder patriarcal y sin discutir causas o tesis feministas específicas, van en contra de convenciones morales y sociales que las oprimen y les impiden libertad sexual y de acción. En su entrevista con Mauricio Carrera, Ángeles Mastretta afirmaba que, efectivamente, "son mujeres que ponen de manifiesto el poder que tienen en sus casas y el poder que asimismo tienen para hacer con sus vidas lo que quieran, aunque no lo demuestren. Son mujeres poderosas que se saben poderosas pero que no lo ostentan" .

Segmento del cuento La Tía Daniela de Angeles Mastretta.
Este cuento ha sido publicado en el libro antes mencionado Mujeres de ojos grandes

La tía Daniela se enamoró como se enamoran siempre las mujeres inteligentes: como una idiota. Lo Había visto llegar una mañana, caminando con los hombros erguidos sobre un paso sereno y había pensado: "Este hombre se cree Dios". Pero al rato de oírlo decir historias sobre mundos desconocidos y pasiones extrañas, se enamoró de él y de sus brazos como si desde niña no hablara latín, no supiera lógica, ni hubiera sorprendido a media ciudad copiando los juegos de Góngora y Sor Juana como quien responde a una canción en el recreo.
Era tan sabia que ningún hombre quería meterse con ella, por más que tuviera los ojos de miel y una boca brillante, por más que su cuerpo acariciara la imaginación despertando las ganas de mirarlo desnudo, por más que fuera hermosa como la virgen del Rosario. Daba temor quererla porque algo había en su inteligencia que sugería siempre un desprecio por el sexo opuesto y sus confusiones.
Pero aquel hombre que no sabía nada de ella y sus libros, se le acercó como a cualquiera. Entonces la tía Daniela lo dotó de una inteligencia deslumbrante, una virtud de ángel y un talento de artista. Su cabeza lo miró de tantos modos que en doce días creyó conocer a cien hombres.
Lo quiso convencida de que Dios puede andar entre mortales, entregada hasta las uñas a los deseos y las ocurrencias de un tipo que nunca llegó para quedarse y jamás entendió uno solo de todos los poemas que Daniela quiso leerle para explicar su amor.
Un día, así como había llegado, se fue sin despedir siquiera. Y no hubo entonces en la redonda inteligencia de la tía Daniela un solo atisbo de entender qué había pasado.
Hipnotizada por un dolor sin nombre ni destino se volvió la más tonta de las tontas. Perderlo fue una larga pena como el insomnio, una vejez de siglos, el infierno.
Por unos días de luz, por un indicio, por los ojos de hierro y súplica que le prestó una noche, la tía Daniela enterró las ganas de estar viva y fue perdiendo el brillo de la piel, la fuerza de las piernas, la intensidad de la frente y las entrañas.
Se quedó casi ciega en tres meses, una joroba le creció en la espalda, y algo le sucedió a su termostato que a pesar de andar hasta en el rayo del sol con abrigo y calcetines, tiritaba de frío como si viviera en el centro mismo del invierno. La sacaban al aire como a un canario. Cerca le ponían fruta y galletas para que picoteara, pero su madre se llevaba las cosas intactas mientras ella seguía muda a pesar de los esfuerzos que todo el mundo hacía por distraerla. ....

Carmen Sanchez . Una poeta dominicana contemporánea ...



Esta jovén mujer me conmovio con su pluma y sus palabras tan transparente y me identifique mucho con sus letras.
su prosa corre rapida y deja una profunda huella muy marcada en cada verso de su libro Demando otro tiempo . Hay una gran relacion entre el espacio y el tiempo . Todos sus deseos inconclusos. Espero que les guste como a mi.

Nació en Hato Mayor el 16 de julio de 1960. Poeta y educadora. Concluyó sus estudios primarios y secundarios en su pueblo natal. Tiene una licenciatura en Educación con concentración en Biología y Química y una maestría en Planificación Educativa, ambas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En esa misma institución enseña Didáctica desde 1983. Se especializó en Programas de Formación de Educadores de Escuelas Normales Superiores. Participó en la formación de Círculo de Mujeres Poetas y del Colectivo de Escritores Dominicanos. Pertenece a la Generación de los 80. En 1996 ganó el Premio Nacional de Poesía con el poemario Demando otro tiempo. Sus poemas han sido ampliamente difundidos en la prensa nacional y extranjera.


Demando otro tiempo

Aquí va un pedazo de mí
detrás de los espacios dejados por los mares secos
por los niños solos
Por las hojas muertas
un pedazo de mí que no soy yo
con los ojos oscuros del sol a cuestas
mirándome como me mira el ciego
preguntándome por las sombras inmortales
sigue la canción
mientras demando otro tiempo necesario
para reconstruir todos estos pedazos fríos
debajo de este cielo que no me carga
no pocas veces digo me voy
pero algo lejano y cercano me ata
me dice ven quédate o vete para volver
y pensativa me decido a todo
cierro por tiempos largos mis manos para el mundo
sólo un café y un desvelo me habitan
piensa de nuevo en los mares secos
con toda su fauna muerta y podrida
sin dolientes
sin lamentos
sin amores


Poema Para Un Cuerpo Ausente de Carmen Sanchez


Busco tu esqueleto bajo la cama_entre los libros_ahí_donde estuviste_en los pasillos_en los rincones_en los dobleces de mi cuerpo_entre las altas torres del lenguaje.
O quizá un gesto de la mano izquierda_en la pared proyecta con su sombra_el rostro de una palabra
Guardé tu nombre que late en una página
No quiero recordar_y aun la voz no alcanza para ir_-despacio-_consonante y vocal_aire y vacío_llenando lo que dice_lo que en verdad nombra_ese nombre que tiene tu cuerpo
Y no hay voz que lo abarque

el amor es un arrebato dice Octavio Paz.....




Octavio Paz es uno de los grandes escritores de lengua española del siglo XX. Nació en Mixcoac, México, el 31 de marzo de 1914. Hijo de una española y de un abogado mexicano con sangre india, desde su juventud sintió tal mixtura de culturas. Tras cursar sus estudios universitarios, decidió dedicarse a la literatura y en 1931 fundó la revista Barandal . Dos años después publicó su primer poemario, Luna silvestre.

En 1937 marchó a España para apoyar al gobierno republicano en la guerra civil y se unió a la alianza de escritores antifascistas. Tras un viaje a París, donde trató a los surrealistas, regresó a México e inició una intensa actividad cultural traducida en la fundación de las revistas Taller (1939) y El hijo pródigo (1943) y en la creación de grupos artísticos y teatrales. Ello no le impidió desarrollar su obra poética, con títulos como A la orilla del mundo (1942), los poemas en prosa de ¿Águila o sol? (1951) y La estación violenta (1958). El suyo fue un mundo deslumbrante y telúrico con un lenguaje de gran violencia expresiva, que debía tanto al surrealismo como a la mitología azteca. Éstas y otras obras fueron recogidas en 1960 en Libertad bajo palabra y, junto con el ensayo El laberinto de la soledad (1950), conformaron una reflexión sobre las raíces espirituales mexicanas.

Del libro La llama doble


Todos los días oímos esta frase: nuestro siglo es el siglo de la comunicación. Es un lugar común que, como todos, encierra un equívoco. Los medios modernos de transmisión de las noticias son prodigiosos; lo son mucho menos las formas en que usamos esos medios y la índole de las noticias e informaciones que se transmiten en ellos. Los medios muchas veces manipulan la información y, además, nos inundan con trivialidades. Pero aun sin esos defectos toda comunicación, incluso la directa y sin intermediarios, es equívoca. El diálogo, que es la forma más alta de comunicación que conocemos, siempre es un afrontamiento de alteridades irreductibles. Su carácter contradictorio consiste en que es un intercambio de informaciones concretas y singulares para el que las recibe. Digo verde y aludo a una sensación particular, única e inseparable de un instante, un lugar y un estado psíquico y físico: la luz cayendo sobre la yedra verde esta tarde un poco fría de primavera. Mi interlocutor escucha una serie de sonidos, percibe una situación y vislumbra la idea de verde. ¿Hay posibilidades de comunicación concreta? Sí, aunque el equívoco nunca desaparece del todo. Somos hombres, no ángeles. Los sentidos nos comunican con el mundo y, simultáneamente, nos encierran en nosotros mismos: las sensaciones son subjetivas e indecibles. El pensamiento y el lenguaje son puentes pero, precisamente por serlo, no suprimen la distancia entre nosotros y la realidad exterior. Con esta salvedad, puede decirse que la poesía, la fiesta y el amor son formas de comunicación concreta, es decir, de comunión. Nueva dificultad: la comunión es indecible y, en cierto modo, excluye la comunicación: no es un intercambio de noticias sino una fusión. En el caso de la poesía, la comunión comienza en una zona de silencio, precisamente cuando termina el poema. Podría definirse al poema como un organismo verbal productor de silencios. En la fiesta —pienso, ante todo, en los ritos y en otras ceremonias religiosas— la fusión se opera en sentido contrario: no el regreso al silencio, refugio de la subjetividad, sino entrada en el gran todo colectivo: el yo se vuelve un nosotros. En el amor, la contradicción entre comunicación y comunión es aún más patente.
El encuentro erótico comienza con la visión del cuerpo deseado. Vestido o desnudo, el cuerpo es una presencia: una forma que, por un instante, es todas las formas del mundo. Apenas abrazamos esa forma, dejamos de percibirla como presencia y la asimos como una materia concreta, palpable, que cabe en nuestros brazos y que, no obstante, es ilimitada. Al abrazar a la presencia, dejamos de verla y ella misma deja de ser presencia. Dispersión del cuerpo deseado: vemos sólo unos ojos que nos miran, una garganta iluminada por la luz de una lámpara y pronto vuelta a la noche, el brillo de un muslo, la sombra que desciende del ombligo al sexo. Cada uno de estos fragmentos ve por sí solo pero alude a la totalidad del cuerpo. Ese cuerpo que, de pronto, se ha vuelto infinito. El cuerpo de mi pareja deja de ser una forma y se convierte en una substancia informe e inmensa en la que, al mismo tiempo, me pierdo y me recobro. Nos perdemos como personas y nos recobramos como sensaciones. A medida que la sensación se hace más intensa, el cuerpo que abrazamos se hace más y más inmenso. Sensación de infinitud: perdemos cuerpo en ese cuerpo. El abrazo carnal es el apogeo del cuerpo y la pérdida del cuerpo. También es la experiencia de la pérdida de la identidad: dispersión de las formas en mil sensaciones y visiones, caída en una substancia oceánica, evaporación de la esencia. No hay forma ni presencia: hay la ola que nos mece, la cabalgata por las llanuras de la noche. Experiencia circular: se inicia por la abolición del cuerpo de la pareja, convertido en una substancia infinita que palpita, se expande, se contrae y nos encierra en las aguas primordiales; un instante después, la substancia se desvanece, el cuerpo vuelve a ser cuerpo y reaparece la presencia. Sólo podemos percibir a la mujer amada como forma que esconde una alteridad irreductible o como substancia que se anula y nos anula.....

miércoles, 30 de julio de 2008


Dos cuerpos .
poema de Octavio Paz

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
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l reciente deceso del escritor mexicano Octavio Paz ha provocado una reacción unánime de pesar y exaltación de su trascendencia como literato y hombre de ideas. Dejando de lado cuestiones que pertenecen al fuero personal, considero oportuno destacar dos aspectos notables de la figura de Octavio Paz: en primer lugar, su obra, rica, compleja, diversa; en segundo lugar, su conducta intelectual.



De la poesía lírica de Paz se ha dicho bastante. Es uno de los principales poetas latinoamericanos y esta faceta de su obra dará sin duda mucho que hablar y discutir a generaciones venideras de estudiosos. El autor se definía personalmente como poeta y ésta era la vertiente de su obra que tenía en mayor estima y consideración. Sin restarle su debido valor, sospecho que su contribución más duradera debemos buscarla en su extensa obra ensayística. Su aporte no radica únicamente en la peculiar textura de su prosa, acertadamente descrita por Miguel García-Posada como "resultado de una magistral simplificación de la sintaxis, que se traduce en fulgurantes yuxtaposiciones y en la acelerada velocidad de los enlaces¼ El discurso avanza como una proa sobre un mar domesticado". Pero el valor de los ensayos de Paz está en la originalidad de sus ideas, que para elaborarlas es capaz de hacer concurrir una amplia variedad de ámbitos de conocimiento en los que se desenvuelve con envidiable autoridad y soltura. La calidad literaria del ensayo de Paz consiste, pues, en aunar los hallazgos formales y de fondo, cualidad poco común hoy en día donde tiende a instituirse una escisión entre la escritura "prosaica" de los especialistas y la prosa "ensayística" de ciertos literatos, cuyo don principal consiste en la hermosa ornamentación de lugares comunes.

No alcanzaría el espacio en este comentario para hacer un inventario completo de la impresionante obra ensayística de Paz. Tal vez baste enumerar algunos ejemplos donde queda patente su contribución al pensamiento latinoamericano. El Laberinto de la soledad es unánimemente celebrado como el documento por excelencia de la "mexicanidad". Menos unánime ha sido caer en la cuenta de que Paz explora la "mexicanidad" de manera bastante audaz y sin parelelos en las ciencias de la cultura. En dicho ensayo se combina un estudio heterodoxo de la decantación del proceso histórico en el registro popular del lenguaje para proponer un modelo de la psicología colectiva del sujeto nacional mexicano. Paz evita salidas fáciles como el determinismo racial biologista al estilo de Carl Jung y se acerca sorprendentemente a una propuesta que, varias décadas después, elabora el brillante sociólogo alemán Norbert Elias. Este pensador propone el estudio de un "habitus nacional" en las prácticas simbólicas en una serie de ensayos sobre la génesis del nazismo.
Un segmento tomado del articulo de Ricardo Roque Baldovinos.( El perfil intelectual de Octavio Paz